En el mundo de las matemáticas existen números que poseen
unas curiosas propiedades capaces de sorprender a cualquiera. Estas cifras,
además, nos permiten pasar divertidos momentos ya que nos confieren capacidades
«adivinatorias» con las que sorprender a nuestros amigos.
Uno de esos números es el 123, cuya propiedad matemática más
curiosa descubrimos gracias al blog «Gaussianos» y que consiste en que cualquier número de
más de tres cifras al que sometamos a un sencillo proceso de reducción, acabará
reducido a 123.
El procedimiento es muy simple. Basta con contar cuántas de
las cifras que componen el número escogido son pares y cuántas impares. Con
estos datos se construye un número formado, en primer lugar, por la cantidad de
cifras pares que tenía el inicial, después, por la cantidad de cifras impares
y, finalmente, por la cantidad total de cifras que tenía. Con el número
obtenido se repite la operación hasta llegar al resultado final de 123.
Así, partiendo del número 863112, que tiene tres cifras
pares (el 8, el 6 y el 2) y tres impares (el 3, el 1 y el 1) y está compuesto
de seis cifras, se obtiene el número 336. Este último posee un dígito par (6),
dos impares (3 y 3) y está formado por tres cifras, lo que nos lleva al número
123.
Esta enigmática propiedad se cumple siempre, ya que cada vez
que se reduce la cifra inicial a un número de tres dígitos, sólo existen cuatro
supuestos diferentes.
Si las tres cifras son pares, obtendríamos el número 303,
que tiene una par y dos impares, con lo que, por tener tres dígitos, llegamos
al 123. Si las tres cifras son impares tendríamos el número 033 que volvería a
llevarnos nuevamente al 123, ya que el cero se considera cifra par.
Con dos dígitos pares y uno impar, se obtiene el 213 que, al
estar formado por una cifra par y dos impares, vuelve a dar el número 123.
Finalmente, si el número está compuesto por dos cifras impares y una par el
resultado es directamente 123.
Como si se tratara de arte de magia y con independencia del
número del que se parta, siempre se llegará al 123. Una forma muy curiosa de
asombrar durante un rato a nuestros amigos.
A estos numeros algunos les llaman "agujeros negros", aquí tenéis una pequeña demostración en lengua de Shakespeare.