martes, 13 de octubre de 2015

Nuestra nube de microbios nos hace únicos

Estamos estudiando en Ciencias de 2º de Eso el origen de la vida, las células procariotas y eucariotas, los seres microscópicos, etc...
Os dejamos un interesante artículo sobre los microorganismos que viven "encima" de nosotros, en nuestro cuerpo, de los cuales no somos casi conscientes durante nuestra vida, pero que están ahí...

INVESTIGADORES DE LA UNIVERSIDAD DE OREGÓN IDENTIFICAN POR PRIMERA VEZ SI UNA PERSONA HA ESTADO EN UNA HABITACIÓN SOLO POR LAS BACTERIAS QUE DEJA EN EL AIRE. EL SISTEMA SE PODRÍA UTILIZAR EN INVESTIGACIONES FORENSES.



Las bacterias que viven en nuestro organismo se han convertido en el principal objeto de estudio de miles de microbiólogos. Su número es superior al de nuestras propias células en varios órdenes de magnitud y su equilibrio podría ser clave para entender decenas de enfermedades o trastornos de nuestro organismo, pero también podrían ser nuestra huella más personal e intransferible. En los últimos años algunos científicos han explorado la posibilidad de identificar la presencia de una persona en un lugar solo por las bacterias que ha trasferido a los objetos a través del tacto, pero el equipo de James F. Meadow acaba de ir un poco más allá y acaba de certificar la existencia de una nube personal de microbios de cada individuo que deja un rastro en el aire de los lugares que visitamos.
En un trabajo presentado esta semana en la revista PeerJ, el equipo de Meadow detalla una serie de experimentos con 11 sujetos a los que hacían entrar en una habitación descontaminada y permanecer un rato sentados en su interior. A continuación, los científicos recogían muestras del aire de esa estancia y los comparaban con los de otra habitación idéntica pero que había permanecido vacía. Mediante este sistema, secuenciando los genes del microbioma flotante en el aire, los autores del trabajo fueron capaces de identificar si una persona concreta había estado en una habitación con hasta cuatro horas de margen desde que ésta se marchaba.

De esta forma, aseguran, han podido certificar por primera vez la existencia de una especie de nube personal de microbios que nos acompaña a todas partes y que va dejando nuestro rastro allá donde vamos. "Esperábamos ser capaces de detectar el microbioma humano en el aire que rodea a una persona", explica Meadow, "pero nos sorprendió comprobar que podíamos identificar a cualquiera de los ocupantes de una habitación solo tomando muestras de la nube de microbios".


Para completar el trabajo, los científicos incluyeron en la nube personal de cada sujeto grupos de bacterias conocidos y fácilmente identificables, como Streptococcus, que se encuentra en la boca, y Propionibacterium y Corynebacterium, que habitan la piel. Lo interesante es que aunque todos tenemos más o menos las mismas especies de bacterias, es la proporción entre ellas lo que hace identificable a cada individuo. "Nuestros resultados confirman que un espacio ocupado es microbianamente distinto de una vacío", añade Meadow, "y demostramos por primera vez que los individuos dejan su propia nube personalizada de microbios".

El trabajo no solo tiene implicaciones en medicina forense, pues quizá podría emplearse como prueba de la presencia de una persona en el lugar del crimen, sino que permitirá entender mejor el mecanismo por el que transmitimos enfermedades a otros y quizá sirva para tomar medidas preventivas en edificios donde trabajan muchos empleados.

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